A la conquista del la del hielo

 «Lo que no sabían es que yo soy muy cabezón». Han transcurrido tres años desde que Iosu Feijoo llamó a las puertas del gobierno argentino y sus autoridades se las cerraron a cal y canto. Pero el montañero alavés siguió a la suyo, a lo erre que erre, respondiendo con una retahíla de alegaciones a las reiteradas negativas a conceder el permiso. Hacía ya tiempo que había fijado el objetivo de hollar dos montañas vírgenes de la ciudad de hielo y no admitía un no por respuesta. Así que el problema se redujo finalmente a «un acuerdo millonario».

Cuenta la leyenda que ya en 1820 buques foqueros de Buenos Aires y la Patagonia operaban en aguas antárticas. Pero no fue hasta principios del siglo XX cuando el doctor Otto Nordenskjöld partió desde Suecia rumbo al hielo virgen de la Antártida. El mismo embrujo que cautivó por aquel entonces al científico sueco es el que motiva ahora a la expedición alavesa a «hacer historia».


La expedición comandada por Iosu Feijoo, Oskar Palacios y José Antonio Estívariz partirá a la Antártida el próximo 6 de diciembre. El objetivo, coronar dos montañas de hielo a las que bautizarán con los nombres de Nueva Euskadi y Gasteiz-Araba «para dejar el sello de lo nuestro en la Antártida». Según el itinerario previsto, la expedición llegará a Ushuaya (Argentina) el día siguiente, y allí realizará las compras de alimentos de última hora. 

Ya por la noche, los montañeros se embarcarán en el rompehielos ruso Kapitan Dranitsyn, «el más grande y potente del mundo», como subrayó Feijoo. A bordo del rompehielos, atravesarán el estrecho de Drake, considerado como uno de los pasos marítimos más peligrosos del mundo. La expedición tardará tres días en cruzar la franja marítima para, el día 14, desembarcar en la base Comandante Brown. Desde ese punto, y ya con los esquís de travesía, «no tenemos ni perros ni motos ni cometas ni cosas raras», puntualizó Feijoo, arrastrarán los trineos mientras inician su aventura en la Antártida.

Los montañeros utilizarán un sistema de guiado GPS que complementarán con brújulas convencionales en su conquista de Tierra de Pálmer, en donde se ubican las dos montañas vírgenes que pretende escalar. Se trata de una franja montañosa de 4.400 metros de altura media. «La montaña será de hielo, pero también encontraremos algo de roca», indicó el montañero vitoriano.

La expedición confía en que «en dos días de intenso trabajo y progresión llegaremos a la base de nuestras montañas vírgenes». Dispondrán para ello nada menos que de 24 horas de luz, dado que en el verano antártico no existe la noche. «En dos días y medio llegaremos al campamento base. Deberemos sortear las grietas, pero como llevamos tantos kilos y sólo somos tres personas, tendremos que realizar varios porteos», explicó Feijoo. La expedición se apoyará en las coordenadas facilitadas por los rusos para visualizar la montaña virgen. Una vez reconocido el terreno, los montañeros abrirán dos rutas de escalada en una pared tapizada por el hielo. Será el momento de luchar contra glaciares y vendavales, que intentarán entorpecer el objetivo de la expedición alavesa. Tanto el diputado foral de Deportes, Pablo Mosquera, como el concejal del área, Antonio Sánchez, enfatizaron la hazaña de los montañeros y les desearon suerte en su intento por seguir la estela de Otto Nordenskjöld. 

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