Bibiana Fernández y Loles León se pelean

Félix Sabroso y Dunia Ayaso son los directores que han urdido La gran depresión, la obra de teatro a medida que a partir del 18 de mayo une a Bibiana Fernández y Loles León sobre las tablas del Teatro Infanta Isabel de Madrid. En un ni contigo ni sin ti, las seminales chicas Almodóvar interpretan una comedia fruncida con las hechuras del autoengaño, el desamor, la soledad y el paso del tiempo, con homenaje musical a Massiel incluido. Una celebración de 25 años de camaradería. Y mucha guasa.


¿Qué habéis descubierto que no supierais la una de la otra a través de este montaje?

BIBIANA FERNÁNDEZ. Que somos más mayores y maniáticas.

LOLES LEÓN. Tenemos una amistad como la que refleja la obra, sin concesiones, sin falsas modestias, sin disimulos. Al pan, pan, y al vino, vino. Hay amigos frente a los que no estás tan expuesta ni tan abierta. Pero esa confianza también te lleva a las discusiones, enganchones que al día siguiente se convierten en pecado venial.

BF. Tenemos dos estilos, dos maneras de representar, y eso combina muy bien.

LL. A mí me ha sorprendido de ti que esperes a que el público se ría con mis frases. Con otras compañías me ha pasado que les sabía mal, así que subían la voz y seguían.

BF. Ay, yo no, a mí me parece buenísimo.

En varias escenas, Loles viste prendas del personaje de Bibiana. ¡Quién os iba a decir que ibais a compartir vestuario!

LL. Recuerdo cuando Pedro [Almodóvar] me decía: «La de la marihuana, que venga». Se refería a que iba muy ajustada, de licra. Ahora lo llevo todo un poco más disimulado, me ha pasado la época.

En este texto teatral hay trabajo de diván. ¿Os ha servido para aplacar vuestros miedos?

BF. ¡Qué reconfortante es vivir algo tan reconocible! Hasta para las cosas malas hace falta tener un espejo,…

LL. …una amiga que sea un Pepito Grillo.

BF. La vida hay que tomársela en serio con lo que tiene de responsabilidad, pero entender que es una fiesta.

LL. Este viaje es muy corto. Hay que ir rápido y, sobre todo, disfrutar. Ella, todas las amigas que tenemos y yo hace tiempo que nos hundimos la moral las unas a las otras.

BF. Empecé a reírme de mí misma años atrás. En La gran depresión hablamos de todos esos inconvenientes que puede tener una mujer a partir de una edad, pero desde el humor. Son contratiempos reales, pero no una sepultura; conflictos que tienen que ver con el ego, la vanidad y las inseguridades.

LL. Como mujer, me siento muy atacada con todo lo que recibo de fuera. Pero eso es la vida, y ahí estamos todos. Ya lo decía Bertolt Brecht: «Esto es un cubo de agua donde unos flotan y otros se hunden, así que, aprended a nadar». Sigo siempre este lema.

El arranque de 'La gran depresión' incita, precisamente, a pedir ayuda, pero advierte sobre los efectos colaterales.

LL. Pides ayuda y piensas que es una cosa momentánea, pero…

BF. …se instala en tu vida. Es como cuando abres las ventanas porque hace calor. Entra el fresco, las moscas, el polvo y si pasa un ladrón, también. No puedes cerrar la puerta a tu antojo: la gente se cuela. Y, bueno, también te da otra mirada. En este caso, lleva a replantearse la vida sin la referencia de un hombre como salvavidas.

¿Qué os lleváis de los personajes a casa?

LL. Antes me los llevaba, pero tenía la casa tan llena que les dije: «¡Fuera todos!», porque no podía ni entrar.

BF. Antes del estreno andaba contestando con cosas del personaje. Hay muchas frases hechas que te caben perfectamente. Cuántas de Pedro, como ese «ya me gustaría a mí, pero soy testiga», que se pueden aplicar a tu día a día.

LL. Mario Vaquerizo ha escrito en su muro que tenía que volver a ver la obra, porque hay frases importantísimas para su vida.

A ver si os va a pasar como con 'The Rocky Horror Picture Show', con una legión de fans recitando diálogos enteros.

LL. Si vienes conmigo cuando voy de discotecas, vas a ver el reguerillo de gente que me repite frases de películas.

BF. A mí hay quien me viene con una foto recortada y no sé en qué momento me la tomaron.

LL. Tú es que eres una musa.

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