París Hilton la lía en Ibiza

Dicen las encuestas que casi la mitad de los niños de países en vías de desarrollo responden invariablemente "médico" o "profesor" cuando se les pregunta qué quieren ser de mayores. Los mismos sondeos indican que, trasladada la pregunta al llamado Primer Mundo, la contestación de casi la mitad de los críos también es unámime: "famoso/a". Desde su cuenta de Twitter, la mujer que instauró la celebridad como categoría laboral replica a cualquier estudio: "¡Deja de preocuparte por lo que no eres y empieza a celebrar lo que eres! Todo en ti es precioso y tiene un propósito". Paris Hilton, esa rol model.

Decana de la ociosidad por herencia, maestra del autobombo, la reina rosa del país de las bobomaravillas se nos ha puesto ejemplar. "Cree en ti y en todo lo que eres. Que sepas que en tu interior hay algo más grande que cualquier obstáculo", "No dejes que tus problemas de ayer sean una carga hoy", "Nunca des explicaciones. Tus amigos no las necesitan y tus enemigos no se las creerán" o "El propósito de nuestras vidas es ser feliz", sus trinos son hoy una letanía de aforismos cumbayá y citas de autoayuda sonrojantes –menos cuando proclama lo emocionante que resulta ver mundo, ayer en Las Vegas y la próxima semana en Ibiza– que hablan de las nuevas cotas de profundidad existencial alcanzadas por la que un día fuera la heredera más famosa del planeta. Paris Hilton, esa intelectual.


¿La recuerdan hace 13 años? Socialité 2.0. seminal, chica con eso cuando a las chicas con eso se las llamaba simplemente petardas, la mayor de los bisnietos de Conrad Hilton (fundador de la cadena hotelera que dio fortuna y lustre social a la familia) fue la encargada de redefinir la naturaleza de la popularidad para una generación criada a los pechos de los reality shows. De repente, aquella Barbie de carne y huesos adolescentes era famosa por el mero hecho de ser famosa, pero de una manera radicalmente nueva, como no se había experimentado hasta la fecha. "El símbolo de la cultura de la celebridad en toda su gloria disfuncional", escribió Nancy Jo Sales, la periodista estadounidense culpable de sacarla al ruedo mediático en 2000 para no abandonarlo jamás.

Paris (nacida en Nueva York, en febrero de 1981) se convirtió en el espejo de una realidad deformada –hinchada, saturada, excesiva– en el que comenzó a mirarse una legión de zorricientas que se creyó el cuento. Tanto que algunas no dudaron en apropiarse de aquella vida. Sucedió en 2008, cuando una pandilla de niñatas se coló en repetidas ocasiones en la mansión Hilton mientras su propietaria se corría sus juergas en los clubes de Los Ángeles. Le expoliaron el vestidor y el joyero, la liaron parda en su habitación y utilizaron el salón como pista de baile, pero lo que comenzó como una travesura terminó por derivar en delito. Cuando la policía de Hollywood logró detener a los asaltacasas adolescentes, sus fechorías ya se cifraban en tres millones de dólares en hurtos.

"Los chicos que robaron a Paris y a otras celebrities puede que fueran unos descarriados, pero también eran el producto de una cultura que les decía que el estilo de vida de los ricos y famosos era la cosa más deseable del mundo. Se educación se la deben a Sexo en Nueva York, Hannah Montana, High School Musical y Gossip Girl, series y películas que glorifican el lujo. Y eso es a lo que aspiraban", sentencia Sales, cuyo artículo The Suspects Wore Louboutins (Las sospechosas llevaban Louboutins, referencia a los carísimos zapatos de suelas rojas favoritos de nuestra heroína), ha inspirado el nuevo filme de Sofia Coppola, The Bling Ring. ¿Que si la víctima se ha sentido alguna vez responsable más o menos directa de las acciones de aquellos críos? Va a ser que no.

Aunque quienes la conocen aseguran que Paris ya no tiene nada que ver con la descerebrada que protagonizó el reality The Simple Life junto a su aminemiga Nicole Richie y cuyas hazañas sexuales fueron número uno en el mercado del vídeo porno online (1 Night in Paris, 2004), su percepción de los hechos un lustro después informa de la inconsciencia de su conciencia: "Todavía me enfado al pensar en aquella escoria que invadió mi hogar. Yo pasé un mes en la cárcel por conducir si carné, más asustada que nunca, y todo por ser famosa. Y ellos ya están libres, otra vez alardeando en Facebook de las vidas tan guays que tienen", le contaba al periodista británico John Harlow no hace ni un mes.

"Su mundo es el eco de ese otro en el que viven los jóvenes hoy. El año pasado, más de 230.000 adolescentes entre los 13 y los 19 años se sometieron a alguna operación estética en Estados Unidos, mientras uno de cada cinco declaró haber subido alguna imagen provocativa personal a las redes sociales. Hemos alcanzado un punto en nuestra relación con la cultura de la celebridad en el que deberíamos preguntarnos si nos hemos pasado de la raya, si no será fatal para los chicos hacerles creer que aspirar a la riqueza y a la fama por la fama les va a conducir a la felicidad", reflexiona Nancy Jo Sales, que acaba de revisitar el traumático episodio en un libro también titulado The Bling Ring por petición expresa de la editorial HarperCollins.

Al cobijo de un sistema de seguridad hi-tech con láser y todo, Paris ha redefinido su imagen profesional como empresaria de éxito millonario (colecciones de ropa y bolsos, perfumes, joyas, discos, accesorios para mascotas y hasta una línea propia de extensiones capilares, las populares DreamCatchers). Ella misma se ha convertido en su propia marca y mejor reclamo publicitario. Pero también en una paranoica que teme ser asesinada a causa de su fama. "Temo que alguien salga de pronto de entre la multitud... Alguien incluso en quien confío... Yo estoy ahí fuera y tampoco cuesta tanto... Tengo la sospecha de que todo el mundo quiere algo de mí", dice al tiempo que ofrece otra de sus perlas de sabiduría: "Sed menos confiados. Hay gente cercana a vosotros que os va a utilizar".

Sin embargo, la artista/empresaria parece querer enfrentarse al mayor de sus miedos a calzón quitado. Como una concursante loca de aquel Fear Factory, la bling diva no duda en codearse con las muchedumbres que la veneran (o que la escrutan curiosas a su paso o que acuden a su llamada con ánimo burlón, tanto da) lo mismo en la apertura de una de sus tiendas en Las Vegas que posando en los atestados arenales de Waikiki para promocionar su línea de microbiquinis, Honey Bunch. Aunque el gran baño de multitudes definitivo se lo va a dar a partir del próximo 31 de julio en Ibiza, destino inevitable en su agenda estival desde que descubriera sus placeres en 2006 y donde al fin se ha ganado una residencia semanal como fiestera mayor del planeta.

Durante cuatro semanas (esto es, hasta el 21 de agosto), Paris conducirá sus propios saraos todos los miércoles al cobijo de Amnesia, el superclub pitiuso por excelencia. Habrá burbujas, champán y glitterati a chorros, que por algo su sesión se llamará Foam & Diamonds, Espuma y diamantes, valiente manera de conjurar sus fantasmas con una fiesta de la espuma en toda regla. Ella ejercerá de anfitriona y, en efecto, de disc jockey, que es una de sus múltiples habilidades. El año pasado ya se convirtió en musa de un evento por el estilo en el mismo lugar, mano a mano en el privé con el delantero del Milan Mario Balotelli,

"Adoro Ibiza. La isla es un lugar maravilloso para unas vacaciones, pero creo que también es el lugar ideal de Europa para lanzar mis nuevos proyectos. Estoy emocionada con esta colaboración con Amnesia", concede Paris, que se estrena aquí como DJ residente de un club aunque, en realidad, la jugada va de otra cosa.

Foam & Diamonds no es sino una magna operación comercial que le permitirá a la empresaria posicionar su producto a este lado del oceáno. Paris aprovechará sus cuatro semanas de fiesta en Ibiza para abrir un par de pop up stores (tiendas efímeras) dentro de las boutiques que Amnesia tiene en la isla (en la capital y en la localidad de San Antonio). El 7 se agosto se la espera en ambas para presentar oficialmente su colección homónima de bolsos y accesorios.

Junto a ella, claro, estará su actual novio, el jovencísimo modelo ibicenco River Delfín Viiperi (por si se lo preguntan, su padre es español y su madre, finlandesa). Se conocieron el pasado septiembre, él desfilando en la pasarela neoyorquina y ella luciéndose en su front row, y los 11 años de diferencia que le saca la heredera reconvertida en cougar por amor no han sido obstáculo alguno hasta la fecha. De hecho, Paris ha comenzado a pensar seriamente en tener su propia familia ahora que siente que ha madurado. Y mira a River cuando dice que"los niños son el siguiente paso. Bueno, si consigo encontrar tiempo para ello, porque no paro de viajar por todo el mundo abriendo tiendas, pero estoy convencida de que podría darles a mis hijos una infancia feliz y segura como la mía". Si Kim Kardashian ha logrado ser madre, a ver por qué ella no.

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