Aversión a la droga

En la foto de la izquierda los efectos que causa la droga en el paladar.

Qué diferencia respecto a Cari Lapique, que sólo tiene palabras de cariño y afecto para su marido, Carlos Goyanes, incomunicado -dicen- en AlcaláMeco. 

Aunque las palabras de Alfredo Fraile, en Tribuna, están dedicadas a «José María, mi cuñado» (José María es García), esas que acaban: «por eso te digo que no sufras porque no hay una cárcel tan grande que pueda encerrar tu corazón», qué duda cabe -si son todos amigos, y Fraile le lleva el asunto público a la señora Goyanes- que podrían estar declaradas, desde gu dolor de papel couché, por la hija de los vizcondes de Villamiranda, desde hace quince años. felizmente matrimoniada con quien, primero, fue marido de nuestra Marisol, aquel rayo de luz que se llamó, en el siglo, Pepa Flores, y cuya historia sentimental -la de Carlos Goyanes- se cuenta en Semana. Cari, en Madrid, habla y no para. 

Ella no duda: «Se trata de un error» dice en Lecturas, para añadir: «Vivimos los momentos más dolorosos de nuestra vida» (afortunadamente las niñas están con la abuela). 

En Diez Minutos: «No me cansaré de repetir que tanto Carlos como yo misma tenemos verdadera aversión a todo cuanto la droga significa». 

En Hola magnifican su dolor a todo color: «Tengo que ser fuerte», confiesa, a la vez que sabe reconocer lo que hay que reconocer: «Quiero agradecer públicamente el que los policías.esperasen a que mis hijas se fueran al colegio para hacer el registro». (De qué hay que sorprenderse: es ésta práctica policial que igual sirve para la calle Ortega y Gasset que para el distrito de San Blas, a ver, si no). 

En Semana recuerda la entereza del presunto: «Cuando se lo llevaban de casa me dijo que estuviera tranquila como él lo estaba», contiene Cari un sollozo, antes de continuar: «Tengo a Carlos presente en todo momento. Pero cuando estoy sola, al final del día, es cuando peor lo paso». 

Y es entonces, quizá, cuando Cari Lapique recuerda las palabras. de Rocío Jurado, con Perales al piano: «Voy a lanzar al aire todas mis penas»; y recuerda la situación de su marido, «camello de la jet», según portada de Cambio 16: «La orden de incomunicación es implacable, no sé nada de él». Ahí anda, compartiendo sumario -no procesal, sino revisteril, Baltasar Garzón. 

El juez. «Al frente de 350 policías», relata Hola, contraviniendo su libro de estilo, que no se sabe si la precisión numérica es para dar idea de la importancia de la operación o es un reproche: así, con tantos policías, ya se puede, «detuvo y . encarceló a los presuntos "capos" de la "Galicia Connection"». 

Todo el currículum del juez Garzón exhibido en Hola, pues; un currículum que le hace exclamar,. -juntando el suyo con el del otro juez, Carlos Bueren- al director de Cambio 16: «iVaya par de jueces!», título que parece sacado de una película troceada por la publicidad en Tele 5. Sin desdeñar la voz lastimosa de Cari Lapique, Cambio 16, Tribuna y Tiempo le siguen. la pista, cada una a su modo, a las implicaciones que en el mundo de la jet tiene esta redada. Hay sospechas y sugerencias, que si un cantante, que sí, nada de nombres, por favor. 

Que ya se verá. Mientras, Epoca, especializada en los Guerra (el hermano más célebre, Alfonso, está al caer, según todas las fuentes), sólo entrevista a un coronel de la guardia civil: «Los bancos no colaboran contra los narcotraficantes». Quién sabe si este titular es más claro que los lamentos de Cari, que al fin y al cabo es mujer enamorada.

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