En casa de Vogue cuchara de palo

Las casas acaban pareciéndose a sus habitantes, dice el visitante que recorre para Casa Vogue el refugio (puro diseño y funcionalidad) de Adolfo Domínguez, en un lugar; no concretado, de la provincia de Orense. En ese lujo ascético, que se muestra a todo color (o sea, blanco y gris), todo está medido (diseñado), nada está dejado al azar. Nada que ver, por supuesto, el refugio de Domínguez con la fabulosa residencia del multimillonario Forbes en Tánger. Elena Butragueño y Mercedes Unzeta, también en Casa Vogue, se han colocado, quién sabe si en un descuido del guardián de temible cimitarra, en su interior, y no paran de anotar sus excelencias: los 35.000 metros cuadrados de la propiedad, al pie de la bahía de Tánger, con una hermosa vista conseguida a base de dinamitar (bien «manu militari», bien a golpes de dólares, que es método más civilizado) las casas de los contomos.

No hace falta insistir en que el recargado mobiliario de Forbes no está en consonancia con las tendencias últimas en diseño, con lo que va a predomiar en los 90, que es de lo que hablan, entre otras cosas, este mes, las revistas. En Nuevo Estilo se nos señala que el diseño apuesta por la calidad de los materiales, por la madera, el cuero, el cristal, el aluminio, y todo en tonos naturales. En La Casa de Marie Claire se pone énfasis en el hierro, «creativo y sugerente», en las líneas concisas y limpias, en el diseño estictamente funcional, en la austeridad y la sobriedad, con, inclusiones «africanas»: colorido y texturas cálidas, y, siempre, materiales naturales. 

En Casa Vogue se han quedado, en esta ocasión, en la cocina: los noventa por ahí asoman, a la vuelta de la esquina, y en la cocina del futuro predominará 'el acero luminoso,'. el cristal suspendido, la madera pulida. La cocina parece el recinto más mimado por la técnica aunque, también, se vuelve a la cocina tradicional, tal como se puede ver en La Casa de Marie Claire.

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