Buyo vuelve a ser protagonista

Francisco Buyo salvó anoche a su equipo de tres o cuatro goles y dejó, además, sin argumentos al presidente del Atlético Jesús Gil, con un comportamiento irreprochable sobre el campo.

Cuando un portero es héroe no cabe sino pensar que su equipo ha tenido más problemas de los deseados. Y así fue. El Atlético de Madrid superó limpiamente a su rival en ochenta de los noventa y un minutos que duró el partido y si no resolvió la eliminatoria fue en un noventa por ciento a causa de Buyo y en el diez por ciento restante por falta de suerte y puntería, a partes iguales. El Madrid sigue en un profundo bache, mientras el Atlético parece haber salido de él. Javier Clemente, que conoce mejor que nadie a sus jugadores, alineó un equipo sobre el papel sorprendente, pero que se reveló casi ideal. Toshack careció de oportunidad para elegir y no tuvo más remedio que vestir con la camiseta blanca al reducido contingente de titulares que le quedaba.

Por si fueran pocas las bajas de Hierro, por sanción y Gordillo y Schuster, por lesión, Martín Vázquez tuvo que quedarse en el banquillo para hacer bulto, por una inoportuna fiebre. El baracaldés prefirió apuntalar la defensa, para ahogar la velocidad de los puntas del Real Madrid. Colocó a Tomás de estrecho vigilante de Butragueño y al resto de la defensa en línea, aunque Ferreira se ocupaba preferentemente de Hugo Sánchez. A la hora de la verdad los dos delanteros madridistas no necesitaron de tanta atención, porque se marcaron solos.

El mexicano demostró a destellos, principalmente en el saque de las faltas, el gran jugador que lleva dentro, pero exhibió mucho más su lado oscuro, el de un marrullero. Ramos Marcos no se atrevió a expulsarle pero el delantero centro del Madrid tuvo un comportamiento bochornoso, con un intolerable desprecio a los rivales. Diez minutos le duró al Madrid la alegría. Antes del minuto un cabezazo de Aldana fue respondido con una de las paradas de la noche por Abel. El Madrid parecía mejor colocado sobre el campo y al Atlético le costaba penetrar. Pero poco después el partido ya era suyo. A los doce, Baltazar estuvo a punto de marcar, tras jugada de Futre; uno después, primer acto del recital Buyo, que detuvo un cabezazo al brasileño y, en el 18, Sanchis sacó un balón de la raya, tras previa salida de Buyo a pies de Futre.

Desde entonces en adelante los blancos desaparecieron y los rojiblancos se crecieron. Fue como un martillo sobre un yunque llamado Buyo y es muy posible que pase mucho tiempo antes de otro partido en el que el Atlético haya tenido tan a su merced al vecino. El cero a cero, aparentemente, favorece al Madrid, que tiene ventaja de campo para el partido de vuelta del dia 29. Pero este Atlético es un equipo nacido para el contragolpe y, desde luego, el Madrid no lo tendrá fácil en el Bernabéu. Solo un reproche a Clemente: la sustitución de Manolo, salvo que le cambiase por fatiga o algún golpe. El Atlético mereció más que el empate final, por ejemplo resolver la eliminatoria, porque tuvo ocasiones para ello. Aunque puede pagar en la vuelta tanto perdón.

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